lunes, 5 de julio de 2010

Las palabras que merecen ser dichas son aquellas mejores que el silencio



Una de las tantas cosas que me enseñó Walsh es que nadie sabe quién es hasta que no se encuentra frente a una situación extrema. Es decir, que el estilo de un escritor no es su manera de escribir, sino su manera de vivir. Por eso mismo, lo que lo compromete es su actitud ética en el mundo. Lo que cualquier hombre compromete es su persona. La persona es totalmente cuerpo y totalmente espíritu, como lo definió Mounier: eso es lo que se pone en riesgo. Uno se compromete porque tiene una idea del mundo, anterior a la literatura, por la que acaso daría la vida, y al final de cuentas, como decía San Mateo: "Si lo das todo menos la vida, has de saber que no diste nada". El cuerpo es el único lugar donde se pone a prueba el compromiso del espíritu.

Las cadenas más difíciles de romper son aquellas que han sido elegidas.